LOS ORÍGENES DEL FILOSOFAR
El asombro

El asombro fue considerado el primer principio motivador del filosofar y lo sigue siendo hasta hoy en día, ¿por qué?
Pues porque el asombrarse, maravillarse por el cosmos, la naturaleza y las cosas que no fueron creadas por el hombre le han permitido a este darse cuenta del lugar que le corresponde en el mundo. El hombre se da cuenta que no ha creado el universo ni el mundo que lo cobija, haciendo que se derrumbe en él la idea antropocéntrica que pueda gestarse en su interior.
La duda

La duda es el segundo origen del filosofar y se inicia con las reflexiones filosóficas en la antigüedad que tenían que ver con aquello que nos provocaba asombro. Es decir, el hombre primero siente asombro y luego comienza dudar porque se pregunta como está o porque está eso ahí.
Las dudas se daban sobre diferentes aspectos incluso sobre la existencia o no de los dioses olímpicos, pero principalmente, estos primeros interrogantes estuvieron ligados a la naturaleza del cosmos.
La Angustia

La angustia es probablemente el origen del filosofar más importante, porque si no se siente angustia en algún momento de la vida es poco probable que tomemos conciencia de nuestra existencia.
En algunos manuales aparece como "las situaciones limites", porque aveces se siente angustia después de enfrentar una situación en la que nuestra vida o la de algún ser querido estuvo en riesgo.
La misma también surge en la antigüedad pero durante el romanticismo acontece de una forma diferente. A partir de allí el hombre se da cuenta que existir duele, ya sea amor, odio, frustración, etc. la existencia es sufrida por el hombre.
Esta angustia se ha vuelto existencial durante el siglo veinte durante las guerras mundiales y pese a que nuestra época es otra, hoy la angustia se puede ver atravesada por el estrés, la frustración laboral, el fracaso amoroso, la soledad y el abandono.