
SIEMPRE HEIDEGGER

Martin Heidegger fue, probablemente uno de los filosofos más grandes de todos los tiempos y el más reconocido del siglo XX. Si bien no se reconoció como existencialista, sus obras abrieron una nueva perspectiva y corriente de pensamiento, el Existencialsimo, que aunque fue denominado de este modo por Sartre, Heidegger lo llevó a su maxima expresion. Su vida fue polemica y contradictoria, pero fructifera en el campo de la filosofía.
Universidad Nacional de Quilmes
Autora: Prof y Lic. Moauro Betania
Tema: "Categorías esenciales de la Analítica existenciaria: la angustia existencial "
Introducción
La obra de Martin Heidegger, El Ser y el Tiempo, es una de las obras más relevantes del siglo XX; se compone de una serie de conceptualizaciones, que pueden resultar complejas para nuestro castellano, pero que en realidad tratan de los modos en que se encuentra el hombre existiendo. Básicamente son categorías que constituyen lo que el autor denominó como la analítica existencial del ser humano Dasein (ser-ahí).
Entre estas categorías podemos encontrar la comprensión, la interpretación, el habla y el lenguaje, pero también hay otras como el estado de abierto o apertura del Dasein, el de arrojado al mundo, entre otros. De todos ellos, en este trabajo nos enfocaremos en analizar, de la primera parte del Ser y el Tiempo, los conceptos relacionados al de la angustia existencial, pues el tema que presentamos hace referencia a este término. Esto nos permitirá conducirnos con el método que utilizaba Heidegger, que es el de la hermenéutica, con lo cual estaríamos abordando también otros conceptos como el de la nada y la muerte.
Al mismo tiempo, y debido al acotado espacio, proponemos trabajar de modo fragmentario los siguientes subtemas, primero, los conceptos elementales de la analítica, luego, la angustia y su relación con la nada y finalmente la nada y la muerte.
A su vez, lo que pretendemos como objetivo es, en primer lugar, dejar sentado que, sin el concepto fundamental de la angustia como temple anímico, el resto de todos los demás temas se derrumbarían inmediatamente del sistema heideggeriano. En segundo lugar, que las categorías de la angustia y la muerte son elementos necesarios para que el Dasein pueda tomar conciencia de que su existencia es finita y debe intentar vivirla con mayor autenticidad.
Con respecto a la bibliografía seleccionada tomaremos, principalmente, El ser y el tiempo y ¿Qué es metafísica? entre otros.
Desarrollo
· El advenimiento de la angustia existencial: el imperio del Uno y la caída.
Heidegger realiza un exhaustivo análisis de los existenciarios que conforman la constitución del Dasein "ser-ahí" y entre todos ellos encuentra que este se halla subyugado cotidianamente en el anonimato del término medio. Esto quiere decir que usualmente el hombre se halla sometido al imperio del Uno.
Esta categoría representa la existencia inauténtica de los sujetos que se ven influenciados por la opinión de la mayoría, que viven en el consumismo ilimitado y que, básicamente, su vida es superficial pues solo importan las apariencias frente a los otros. Pero fundamentalmente el Uno es semejante al impersonal "se", se dice, se piensa se hace, lo que los demás hacen. Nadie se responsabiliza en primera persona de las cosas que dice o piensa, por eso se cobijan debajo del impersonal.
Ahora, entre las posibilidades que se le presentan al Dasein en la cotidianidad del Uno, se encuentran también "las habladurías", "la avidez de novedades" y "la ambigüedad" que trabajan en conjunto con el Uno.
Mediante las habladurías se produce la posibilidad de comprenderlo todo sin una previa apropiación de la cosa. El Uno determina qué y cómo se interpretan los hechos afectando las posibilidades del Dasein.
Esta circunstancia es lo que conlleva al desarraigo que le es propio al "ser-ahí", desarraigo que no es consciente en él y que, finalmente, constituye su cotidiana y factible realidad.[1]
Por otra parte, la "avidez de novedades" se encarga de conquistar los intereses del Dasein presentando las cosas que están de moda como tentadoras y predispuestas para que las consuma.
Esta constante situación provoca un desánimo, pues este permanente saltar de una cosa a la otra sin que nada en verdad le interese ni que encuentre, por decirlo de algún modo, su lugar en el mundo, lo sumerge en lo que el autor llama, "la falta de paradero".
Por su parte, "la ambigüedad" aparece ante el hecho de que todos pueden opinar sobre cualquier cosa, denotando con ello la falta de precisión ante lo que es verdadero o falso, porque lo que importa aquí no es la veracidad de lo que se habla, sino el mismo hecho de hablar por hablar. De esta realidad nadie se encuentra exento, pues se aplica al mundo del Dasein en cuanto tal, como a la relación de "ser uno con otro" y también a la del "ser-ahí" como relativamente a "sí mismo".[2]
Finalmente, todas estas categorías constituyen el estado conocido por Heidegger, como "la caída"[3]. La misma hace referencia a que el "ser-ahí" se halla inmediata y regularmente sumergido en el mundo que habita, pero sin comprometerse con él, ni siquiera toma conciencia de la inautenticidad de su existencia.[4]
· La angustia y su objeto: la nada:
Estas consideraciones que van desde el anonimato del Uno que sumerge al "ser- ahí" entre las "habladurías", "la avidez de novedades" y "la ambigüedad", más la inquietante connotación de estar caído en el mundo o arrojado a él en tanto "estado de yecto", posibilita el ingreso al análisis de la angustia; la cual no podría ser comprendida acabadamente sin todas estas connotaciones referidas y desglosadas anteriormente.
Esta relación entre los existenciarios y la angustia se evidencia en lo que el autor llama, la apertura o estado de abierto del Dasein. Se trata de una predisposición de apertura a sus propias posibilidades y es una característica esencial de este. Este estado, a su vez, es posible gracias al modo de encontrarse de la angustia, angustia que tiene un objeto bastante peculiar. Según los términos del autor diremos que:
El ante que de la angustia no es un ente intramundano [...] el ante que de la angustia es absolutamente indeterminada. Esta indeterminación no solo deja tácticamente indeciso que ente intramundano amenace, sino que quiere decir que en general no son relevantes los entes intramundanos [...] de ahí que tampoco la angustia vea un determinado aquí y allí desde el cual se acerque lo amenazador.[5]
Esto implica que la angustia no tiene un objeto relacionado a los objetos comunes del mundo del que forma parte, sino que su sentir se halla relacionado simplemente a que es un ser en el mundo sin respuestas "...el ante que de la angustia es el mundo en cuanto tal..."[6] Es decir, lo que hace la angustia es reflejarle al ser humano un sentimiento de inhospitalidad, el sentir que el mundo no es su mundo o que no tiene un lugar que le sea propio, siente entonces un desarraigo profundo que lo hunde en una desolación sin fundamento.
Al mismo tiempo, debido a que el objeto de la angustia se reduce a una nada en tanto objeto específico, es que aparece las consideraciones en torno a este término.
Lo que ocurre es que el estado de ánimo angustioso conduce al Dasein a la patencia de la nada, empero "... la angustia no es un captar la nada. Sin embargo, la nada se manifiesta en ella y a través de ella, [...] la nada se manifiesta propiamente con lo ente y en el ente, por cuanto este se escapa en su totalidad..."[7]
La angustia se comporta como si fuese una mediación entre el Daseiny la nada. Esta nada retrocede ante el ente permitiendo que se produzca un hecho sin igual, hace patente al ente en su plena realidad como lo otro frente a ella, es decir, la nada rechaza al ente en su totalidad, pero al mismo tiempo deja ver que lo único que se enfrenta a ella es justamente el ente en su plenitud, es decir, como "ser"; así se podría pensar porque la nada no es, puesto que lo único que hay es ser.
La esencia de esta nada originalmente anonadante lleva al existir, por primera vez, ante el ente o ante el ser en cuanto tal y así, solo mediante esta patencia de la nada, la existencia del hombre llega al ente. Esto podría conducir a cuestiones más complejas en las que trabaja Heidegger, pues la relación entre el ser y la nada y la posibilidad de repensarlo al ser para desocultarlo es uno de los temas que ha trabajado hondamente después de su obra El ser y el Tiempo. Más, estas aproximaciones a la metafísica no es un tema que abordaremos en este trabajo, simplemente queremos dejar constancia que la cuestión de la nada es mucho más compleja de lo que exponemos en estos párrafos.
Lo que nos interesa es exponer que semejante hecho permanece, generalmente, alejado del Dasein porque este prefiere perderse por completo en el alboroto rutinario de los entes que lo circundan, por estar acostumbrado a vivir entre ellos, en vez de percatarse de la realidad acontecida del nada que subyace detrás del ente.[8]
Sin embargo, no todos los Dasein huyen de este estado de desolación, los que logran tomar conciencia de su sí mismo, mediante la autorreflexión, es decir, darse cuenta de la vida inauténtica que llevan. Estos son los que logran captar el sentido de la existencia que, básicamente, se desprende del hecho de caer en la cuenta de que es un ser finito, o como lo denomina Heidegger, un "ser para la muerte".
La angustia evidencia la muerte como la posibilidad más personal y menos intransferible del Dasein. Esta posibilidad se recorta como la absoluta imposibilidad de la existencia futura después de la muerte. De modo tal, que el "ser-ahí" sabe que su permanencia como ser en el mundo es paradigmática desde principio a fin, pues la incertidumbre sobre su origen y los interrogantes sobre su porvenir son constantes. La única certeza que posee es que debe perecer, esta es la única condición de vivir, que debe morir.
De este modo, el reconocimiento de la finitud y la mortalidad es parte de un reconocimiento honesto de la fragilidad y sublimidad que caracteriza a la existencia humana. Además, el reconocer esto como un acontecer inevitable es radical para la aceptación de las condiciones que les son propias al "ser-ahí" en tanto "ahí".
Finalmente, la determinación del ser para la muerte demuestra una característica particular para Heidegger, que el Dasein es en sí un perpetuo inacabamiento hasta su definitivo acabarse como Dasein. Es un ser inacabado o inconcluso, esto quiere decir que siempre se encuentra de cara al futuro, intentando auto realizarse sin poder hacerlo nunca definitivamente. Por eso ante la muerte se acaban las posibilidades que le corresponden en tanto proyecto permanente que es el Dasein.
Durante el trayecto que dura la existencia del ser humano siempre será un ser inacabado, siempre se perderá bajo el imperio del Uno, pero también, siempre en vista de que es un ser proyectante yecto en el mundo, podrá sobrecogerse en el silencio y escuchar la voz de su conciencia que le pretenderá mostrar que mediante la angustia podrá vislumbrar una existencia más auténtica, más real y más humana y que esa es la existencia que merece vivir.
Conclusión
Bajo las consideraciones previamente analizadas hemos podido ver que, en principio, el Dasein se encuentra en un mundo que, en muchos casos, siente que no le pertenece. Se puede sentir aturdido por el alboroto del Uno, de la avidez de novedades, de las habladurías y de la ambigüedad.
Obsérvese que no importa la época de que se esté hablando, estas consideraciones siguen siendo actuales en nuestro tiempo. La moda, las redes sociales y la publicidad nos dicen cómo debemos vivir, todos consumimos lo mismo, de modo tal, que cuando Heidegger habla del impersonal se está refiriendo precisamente a esto.
Hemos visto que en el hombre asfixiado por estas cuestiones emerge un sentimiento de angustia que lo sucumbe en la desolación. La angustia da paso al anonadamiento, es decir, a la nada en cuanto objeto, motivo por el cual se angustia.
Sin embargo, la aparición de la nada solo demuestra que el ente es lo que aparece dejando en evidencia que el sentido, el ser es lo que aflora como rechazo de la nada.
Ahora, para salir de ella el camino no sería, precisamente, evadiéndola, sino buscando el ensimismamiento y la reflexión. Por esta razón y para responder o justificar lo propuesto en la introducción, la angustia podría ser considerado como un temple positivo e incluso necesario para el desarrollo de la personalidad y la trascendencia humana.
Por la angustia no solo el hombre puede percatarse de la realidad del ente y la inmaterialidad de la nada, sino que a partir de este descubrimiento puede superarse en sus proyectos y relacionarse de forma más sensible en el mundo que lo rodea. Mientras que la nada es el descubrimiento de la falta de fundamento aparente dejando así entrever la idea de que solo al sujeto le queda obrar lo que resta y darle significación y relevancia a su existencia.
Así, la estructura heideggeriana es sostenida gracias al temple de la angustia, pues esta es apertura para la toma de conciencia de su finitud e inacabamiento y para la búsqueda de una existencia autentica.
Bibliografía
*MARTIN HEIDEGGER. El Ser y El Tiempo, Trad. José Gaos, México, Fondo
de Cultura Económica,
*------------------------------- ¿Que es metafísica? Trad Xavier Zuviri.
*-------------------------------, ¿Qué es metafísica? Trad. Helena Cortez y Arturo
Leyte en Hitos Heidegger. M Alianza Madrid 2009.
[1] Cf. MARTIN HEIDEGGER, El Ser y El Tiempo, Trad. José Gaos, México, Fondo de Cultura Económica, pp. 185-189.
[2] Cf. Ibíd. pp.190-194.
[3] Ibídem.
[4] La caída hace mención al estado de arrojado al mundo, este concepto, básicamente quiere decir que el hombre ha sido arrojado a la existencia sin consentimiento alguno.
[5] Ibíd. p. 206.
[6] Ibíd. p. 207.
[7] MARTIN HEIDEGGER, ¿Qué es metafísica? Trad. Helena Cortez y Arturo Leyte en Hitos Heidegger. M Alianza Madrid 2009 p. 93.
[8] Cf. Ibíd. HEIDEGGER Martín ¿Que es metafísica? Trad Xavier Zuviri. pp. 44, 100, 101,104.Título